La última RSA, la del 2020, tuvo ese dejo anecdótico, ocurrió cuando el COVID aún no era pandemia, a pesar de que las voces que clamaban por que ésta se declarara ya habían aparecido. La feria, hizo lo suyo, proponiendo medidas de salvaguarda, como no dar la mano, sino el puño, aun cuando no se vieron tapabocas, ni desinfectantes y la gente pobló las salas de conferencia, los pasillos entre los stands, los locales de comida, las fiestas, los hoteles, los restaurantes, y la ciudad misma.
Dos años después, aislación mediante, el regreso a San Francisco, esta ciudad puerto, de clima benigno y ventoso, con sus cerros y hermosas vistas, representa otro hito más del lento regreso a la normalidad y nos permite el contraste de dos años para complementar nuestra mirada de cómo este, algunas veces vertiginoso mundo de la ciberseguridad ha cambiado y evolucionado. Podemos decir que afortunadamente, la ciudad sigue siendo la misma de siempre, con sus cables cars, un poco más de autos eléctricos e híbridos y alguno que otro local que ha cerrado sus puertas; pero la feria, mantiene su vitalidad y sus pasillos y la ciudad se llenó de visitantes de nuestras tierras al sur del mundo.
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Sin embargo, en general, fue un volver a estar entre conocidos, no todos ellos viejos, pero conocidos, al fin y al cabo.
Los cambios aparecieron, aun cuando podemos decir que han sido sutiles; por supuesto la nube, marca a muchos de los nuevos actores, nacidos en y para ella, proveyendo las más variadas miradas para proveer su seguridad. Los antiguos booth de EDR, cambiaron sistemáticamente la E por un X, extendiendo así su alcance; declarando que ya no basta con el end-point y hay que ir por nuevas tierras, nuevas fronteras.
El ya característico Detection and Response, ahora lo vemos en torno a cada palabra, parece como si un script hubiese agregado el DR a cualquier string a su camino, Cloud Detection and Response, API Detection and Response son algunos de los acrónimos que han nacido de la febril imaginación e ingenio de esta industria.
La preocupación por la seguridad de las APIs, ha sido campo fértil para el surgimiento de iniciativas, que descubren e identifican vulnerabilidades, problemas de configuración, detectan, bloquean y todo esto, por proteger a las proliferantes y omnipresentes APIs.
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La feria ha terminado, no se supo de ataque a sus sistemas, pero si de un COVID más amistoso, que nos visitó a muchos de los concurrentes.
Como siempre, la RSA Conference, es un termómetro que nos permite ver cómo se mueve esta industria, algunas veces con velocidad casi agresiva, otras, en momentos dónde parece detenerse para consolidar lo alcanzado y tal vez dejar que caiga por la borda algo de lo que parecía ser buena idea, pero nadie logró apreciar.
Esperamos al próximo año, mientras seguiremos observando cómo se mueve este ecosistema del que somos parte.
¿Qué podemos hacer? ¿Hay alguna forma de estar preparados?
