La niebla de la guerra, también para la ciberseguridad
Ya comenzó la guerra o tal vez debiéramos decir que entró en su fase más directa y descarnada. Ahora ya no son tropas sin bandera, ni grupos de liberación, sino ejércitos nacionales, unos frente a los otros. Ahora es de verdad, con cañones, misiles, tanques, aviones de combate, drones y por supuesto ciber, con pocas restricciones. Y nos preguntamos, más allá de la tragedia que significa esto, qué hay para la comunidad ciber, qué vamos a ver, a qué debiéramos estar atentos.
Lo ciber va a ser, en primer lugar, una continuación de lo que ya venimos viendo desde hace años: apagones masivos, denegaciones de servicios, actos de propaganda, espionaje, ataques a la infraestructura crítica y a la no tan crítica, es decir, que nada funcione. Vamos a ver probablemente gusanos con capacidad de devastación parecida a la de NotPetya, causante del mayor ciberataque de la historia.
Paciencia frente a la confusión y desinformación
Hoy por lo pronto vamos a tener que tener una paciencia. La niebla de la guerra, como Clausewitz llamaba a ese efecto producido por la pólvora donde todo era confusión y desinformación, no nos va a permitir saber bien qué está sucediendo en los niveles más sofisticados de esta ciber-guerra. Por lo pronto vamos a ver el tráfico DDosS y la desinformación masiva, pero la niebla es probable que tape otros tipos de ataques: hacia los sistemas militares, extorsiones para obtener información y facilitar el sabotaje, hacia otras facilidades de infraestructura crítica o sistemas de información ¿llegará el ciber a matar en esta guerra? ¿podrá detener el despliegue de drones? En el pasado Ucrania tuvo que pasar a teléfonos cableados dado el colapso de su infraestructura de comunicación inalámbrica. Deberemos esperar.
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El otro efecto posible es que los países antagonistas de Rusia, reciban, como lo han hecho en el pasado, advertencias en la forma de ataques limitados o la exposición de sistemas comprometidos, una forma de decir "cuidado con lo que haces que vas a pagar un costo". Ya en el pasado ha sucedido, cuando la infraestructura eléctrica norteamericana se vio de pronto comprometida en diversos niveles. No sabemos cómo van a reaccionar. Un Estados Unidos agresivo puede decidir recibir el golpe. Una Alemania que depende del gas, será seguramente cautelosa.
También veremos qué hace China. A río revuelto, ganancia de pescadores ¿se incrementarán los casos de espionaje? ¿iniciará acciones frente a Taiwán? ¿probará estrategias y tácticas aprovechando el fragor de la batalla? La niebla lo va a cubrir también, durante un tiempo o tal vez por muchos años.
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Y quedamos nosotros, los que sólo tenemos poder declarativo en esta guerra. Nos tocan las ondas de expansión como cuando fue NotPetya que llegó a impactar al mundo en todos sus rincones. No podemos descartar ser víctimas de esta guerra lejana. Deberemos observar y aprender, porque lo que acá se invente, lo que acá funcione va a tener en el futuro cercano impacto en nuestro quehacer diario frente al cibercrimen.
¿Qué podemos hacer? ¿Hay alguna forma de estar preparados?